Te buscaste otro animal que fustigar,
otro hocico frío con orejas para las mentiras,
pero no dejo de pensar que el tiempo pasará
como no dejé de soñar que la nieve ardía.
Las cicatrices asoman por la manga,
es curioso que a veces les dé por brillar.
Los ecos de allende los mares
vienen bailando y esquivando los reflejos,
que desenvainan los sables ante los cobardes
que no fueron más y se quedaron en menos.
De mis manos brotan rosales
de los que se abren camino a base de espinas.
Cuando cambia la luna, el rincón que siempre ignoro
me mira y esgrime una sonrisa
a sabiendas de que sigo sin acabar lo que esbozo
en líneas cada vez más torcidas.
"Sin lo amargo,
lo dulce no es tan dulce".*
Y tú vete por la sombra,
puede que solo seas carne y hueso:
carne para el perro que siempre asoma
y hueso como postre para acabar el cuento.
*Pintada vista en la estación de tren de Celrà.
Alberto Clavería
otro hocico frío con orejas para las mentiras,
pero no dejo de pensar que el tiempo pasará
como no dejé de soñar que la nieve ardía.
Las cicatrices asoman por la manga,
es curioso que a veces les dé por brillar.
Los ecos de allende los mares
vienen bailando y esquivando los reflejos,
que desenvainan los sables ante los cobardes
que no fueron más y se quedaron en menos.
De mis manos brotan rosales
de los que se abren camino a base de espinas.
Cuando cambia la luna, el rincón que siempre ignoro
me mira y esgrime una sonrisa
a sabiendas de que sigo sin acabar lo que esbozo
en líneas cada vez más torcidas.
"Sin lo amargo,
lo dulce no es tan dulce".*
Y tú vete por la sombra,
puede que solo seas carne y hueso:
carne para el perro que siempre asoma
y hueso como postre para acabar el cuento.
*Pintada vista en la estación de tren de Celrà.
Alberto Clavería