martes, 29 de abril de 2008

"Colores muertos", de Alberto Clavería

Hablas como si nunca hubieras vertido

en el río de la vida nada radioactivo

y los colores muertos te pillaran lejos

del centro del laberinto.

Pero alguien tiene que derramar,

ni que sea sin querer,

el vino encima de un solo mantel

para que los demás puedan brillar.

Me caben más golpes en las manos

de los que jamás podré dar,

mejor revolcarme en el barro,

mejor bajarme de los hombros para no mirar…

No mirar lo que de todas formas nunca miro.



Alberto Clavería

lunes, 28 de abril de 2008

"Desprovisto de esencias", de Rafael Saravia.

SEÑORES:

En las aceras encuentro

cada rasgo de lo humano que os queda.

Las colillas se estremecen

de vuestros vapores,

la saliva llama a cualquier otro pie

y el calor de vuestros despojos

no perturba ni un ápice mi asfalto.

Escuche:

Ningún borracho me ha sabido bien en la piel,

ninguna mujer ha sido enteramente mujer,

y todos han probado el envés de mi persona.

Los instantes más lejanos se divorcian

y cumple sentencia el olvido.

Sólo mi suelo está libre de andarse.



Rafael Saravia.

"La leyenda del tiempo", de Camarón de la Isla



Y si el sueño finge muros
En la llanura del tiempo
El tiempo le hace creer
Que nace en aquel momento



Camarón de la Isla

viernes, 25 de abril de 2008

"Caminando en círculos", de Quique Gonzalez



Puedes ser el rey, puedes ser un tipo de ley,
cuál es tu salto mortal?
Dónde iremos a parar...
Caminando en círculos,
como fieras afilando los colmillos?

Quique González

"Esquina rota", de Alberto Clavería

Me miró de arriba abajo

y me dijo “eres un esquina rota”,

yo le contesté “pero qué me estás contando”,

en la taza se enfriaba la última gota.

Creo recordar que se fue poco después.

Aquella noche no dormí muy bien,

sus palabras quemaban como carbón,

como si en lugar de cuatro fueran cien

se amontonaban bajo el edredón,

allí donde acaban los pies.

Por la mañana llamé y dije “Cómo puedes ser tan cruel,

he pasado una noche fatal, alma de espanto”,

hubo un silencio y contestó después

“pero qué me estás contando”.

Le estaba bien empleado.



Alberto Clavería

jueves, 24 de abril de 2008

Un poema de Alberto Clavería

Calzarme las botas de siete leguas.
Respirar ese aire que nunca me das.
Sentir que si soy luna tú me menguas,
si soy sol me nublo cuando te vas.
Y oír el ruido,
que no creo que pueda entender,
y restañar con mi voz el ladrillo huído
que amenaza con derumbar la pared.

En el fondo soy una persona sencilla,
pero es que me complico sin querer.
Solo quiero verlo todo sin cortinas
y musitar sentado que "no sé".
También me gusta bajar rodando por las escarpadas
pendientes.
O sentirme parte de una nada
indiferente.

Me gustaría ser como Dalí pintando,
o el Diego con el balón en la pantorrilla,
o Hendrix con la guitarra atronando
o Solveig con la fotografía.
Ya sabes, ir un poco más allá de lo visto,
captar al aire lo que nadie entiende,
suspenderlo un segundo para mí mismo
y mostrarle al mundo lo que se pierde.

Nunca has sentido ganas de llorar sin razón?
Eso es que quieres contar algo y no te atreves.
Por eso nunca lloro, por eso me deshago en cada canción.
Si solo dejaran de atenazarme estas paredes...
Con el paso de los años acabé dándome cuenta:
no hay tristeza sino alegría de menos,
tardé tanto en saberlo, tantas horas muertas,
que ya estoy escarmentado, o eso espero.


Alberto Clavería

miércoles, 23 de abril de 2008

"Todos esos..." de Alberto Clavería

Ese tanto hablar de ti

cuando no te tengo a tiro,

esas manos bajo la mesa,

ese derramar copas de vino.

Esa tregua indefinida,

esas horas menos cuarto,

ese no saber qué decir

ni cómo hacerlo ni cuándo.


Ese resignarse a perder los trenes

cuando aún no es tan tarde,

ese arañarte la espalda,

ese limpiar en balde.

Ese escorarme demasiado a un lado,

ese suspirar medio agilipollado,

esas miradas a los ojos,

ese tercer grado.


Esa eléctrica corriente,

ese ver cuánto queda,

ese comparar precios,

ese cansarse de la espera.

Ese envolver regalos

que nadie querrá,

esos “vienes o no vienes”,

todos esos cazos a rebosar…


Espero que mañana

queden hechos trizas




Alberto Clavería

domingo, 20 de abril de 2008

Un poema de Alberto Claveria

A veces te lo tomas todo tan a palo seco
que pareces olvidar que las frutas se cogen con la izquierda
y se pelan con la derecha.


Alberto Clavería

"Perro viejo (29 de mayo)" de Alberto Clavería

Llámame perro viejo,
pero tú también eres perra
porque si una persona te ofrece un hueso
tú lo coges y te vas con ella.

Pero ahora no, ahora deja que cante el gallo,
que de comer alpiste se vaya haciendo grande
porque poco a poco se acerca el 29 de mayo
y quiero estar presentable.

Échame en cara que no te azote,
siente pudrirse el negro rosal,
que yo pondré la radio a tope
y me negaré a dejarte negar.

Y ahora deja al gallo cantar, deja,
que se escuche entre los ronquidos de la gente,
da igual que seas falsa moneda
si te voy a gastar igualmente.

Me sobran razones para odiarte,
el creador bien lo sabe,
pero esta mañana nada de hacernos el interesante
ni de voltear los manteles que las lágrimas laven.

Deja que cante el gallo, que resuene en el pasillo,
déjame ver el amanecer,
porque es de lo único que soy dueño ahora mismo
y por la tarde quién sabe qué tendré.

Tampoco pido demasiado,
cállate unos segundos,
qué es eso a cambio de analizar el pasado
y sacar la mano llena de la pena de los mundos?

A veces pienso que todo sería mejor,
más bonito, más sencillo, MÁS,
si calláramos en lugar de decir "no"
y permitiéramos a los gallos cantar en paz.


Alberto Claveria

"El momento" de Alberto Clavería

Las desesperadas órdenes de un capitán enloquecido,
el ruido de las astillas de un hueso que se rompe.

Esa sensación cuando están a punto de atropellarte,
y andas solo y sin plan y encima llueve...

El instante en que se rompe la última botella,
que es el mismo en que tu único mechero falla.

Cuando tus ojos no son sino dos agujeros de bala
que escrutan las miradas buscando lo peor de cada casa.

Y resigues la ruta con el dedo en ese mapa
en el que no te ubicas.

Y tú única compañera esa esa pared
que no pregunta pero tampoco está nunca de acuerdo.

Y cada día es igual pero lo niegas
incluyendo pequeñas -e inútiles- variaciones.

Y todas las canciones tristes hablan de ti
mientras las alegres se refieren al vecino.

Y las camisas no están planchadas, que nunca lo están,
pero te das cuenta en ese momento.

Pero, curiosamente, ese momento es el mismo...
El mismo momento en que alguien debe sonreír,
y tú eres tan capullo que solo ves el fondo del abismo
pensando que probablemente sea este tu fin.
Y te lanzas para aterrizar en una repisa,
el caso es que te dieron otra oportunidad otra vez,
porque siempre caes, lentamente, sin prisa,
pero siempre con algo en la mano, y eso está bien.


Alberto Clavería

"Pisé" de Lluis Pons Mora

Pisé los barrios de faca y pedernal
De ajadas cachimbas de plástico
De niños descalzos prendiendo
Neumáticos y palés llenos
De cosas que han de olvidar.

Buscando aquello
Que nos esconden
Y nos alivia.

Pisé los barrios de los sucesos
Las calles de las heridas
Las casas de la uralita y
los bosquetes en los zaguanes.

Tantas
Tantas ocasiones.

Pisé y me miraron mal
Pisé y me amenazaron
Pisé y me siguió la policía
Y
Nunca me jodieron
Nunca me cogieron
No toco madera.

Tantas tantas
Ocasiones.

Y nunca me impresionó
Nada de todo esto

Tanto como hoy

Al salir de aquel gueto
Y sentir que no te amo
Como he llegado a amarte.


Lluís Pons Mora, del recopilatorio de tributo a Charles Bukowski "Hank over".

lunes, 14 de abril de 2008

"Mano a mano" de Alberto Clavería



Ayer soñé que enredaba los hilos
de las marionetas
hasta dejarlas inservibles,
pero me desperté lleno de culpa
porque no supe leer
aquellas miradas tristes.

Y lo siento
como ladran a la luna los perros,
lo siento igual que si no tuviera tiempo,
por mis venas corre algo que
no pertenece ni a este mundo ni a ninguno,
lo siento.

Mano a mano,
nos sobran puntos y aparte
para acabar las frases
que condenan las palabras al fondo
del cajón que unos consideran arte.
Qué grandes fuimos cuándo fuimos grandes!

El camino de tejas que cruzamos
me temo que se ha quedado obsoleto,
y por aquellas aguas ahora está oxidado,
por aquellas aguas ahora flotan los más y los menos.

Por eso ahora quiero tocarte y no llego
ni alargando los brazos.


Fotografía: Germán Sancho.
Modelo: Solveig Möller.
Humilde juntapalabras: Alberto Clavería.

"Burdel del arrabal" de Alberto Clavería

Si atraviesas la puerta acabarás volviendo,
herido de amor, alcohol o lo que sea,
es claro como el agua turbia de sus ceniceros
y ese olor que te impide decir “frena”.
Ojalá tus ojos se acostumbren a la tenue luz
que te lleva de la mano hacia el interior
del burdel del arrabal, esa cruz
que muchos llevamos a cuestas sin preguntarnos la razón.

El Príncipe de los Ciegos tiene un sitio reservado hacia el fondo,
si no quieres mal nunca te sientes ahí,
porque tienes las de perder si suena el cante jondo
y él aparece no teniendo sitio para gemir.
Él, con su bastón, con sus arrugas como humo de una locomotora,
supo sacar vida de las vides y todo el mundo lo sabe,
a partir de entonces el rincón noroeste es suyo y de su pastora,
la que si se achispa un poco se duele con el cante.

A la derecha de todo queda la barra,
con sus cadenas de hierro forjado,
por eso siempre se vuelve a dar la lata
a las camareras que jamás ofrecen un cigarro.
Pide una copa y vigila las botellas,
no sea que las rellenen de matarratas.
Cuando anochece y salen las estrellas
ellas bajan a la Tierra a repartir sus mantas.

Muere un poco en cada copla, que algo quedará
de madrugada, cuando salgas y el aire te azote.
Si sales acompañado, suerte, sino otro día será,
hay tantas oportunidades como hierbajos en el monte.
Y cuando cierre el burdel del arrabal
piensa que mañana no queda otra y que abrirá, harto pero contento,
para acoger a los hijos del andamio y del jornal,
los que cuentan de la vida y los que viven del cuento.

Alberto Clavería

domingo, 13 de abril de 2008

"100 metros vallas" de Sergi Puertas



Era perfecta de lejos
y a partir de que al pasar junto a ella
la escuché chillar como una bestia herida
a través de su Nokia
ya solamente pude ver en ella
a una cretina verborréica.

Empachado de desagrado la rebasé, proseguí mi camino:
De nuevo interponiéndose entre mí y el coño:
La persona.

Sergi Puertas

jueves, 10 de abril de 2008

"Llibre d'Amic e Amat" de Ramon Llull



-Digues, foll, has diners?-. Respòs: -He amat-.
-Has viles, ni castells ni ciutats, comdats ni ducats?-. Respòs: -He amors, pensaments, plors, desirers, treballs, larguiments, qui són mellors que emperis ni regnats.

Ramon Llull


lunes, 7 de abril de 2008

"Mi estrella" de Albertucho



Le pregunto a mis sentidos, uno a uno,
si recuerdan el color de aquellas flores
que envolvían a los poetas,
si es que estuviesen marchitas
necesito que aparezcan,
que la rieguen con su llanto,
que se abra de vida y piernas,
¿dónde te escondes bastarda?,
¿dónde hostias está mi estrella?

Albertucho

"Ni cascadas de sentimientos ni arco iris" de Alberto Clavería



Que saquen los violines del ataúd, copón,
que hoy me he puesto tierno
porque la cuchilla quiere conocer a quién le hirió
y hacerle vivir un pequeño infierno.

Cuando solo buscas ser un perro callejero
pero ni eso logras arañar,
lo más fácil es trazar un lazo alrededor del cuello
y quejarse de no conseguir nada más.
No supe parar a tiempo,
y cuando me dí cuenta
era todo carne y venas, sin piel,
y ese avinagrado sol que sabe a hiel
me quemaba la espalda por las cunetas.

Ni cascadas de sentimientos ni arco iris,
porque quizás hoy no pueda comer
si me pongo a recordar
esos árboles que eran todo rama sin brotes.

Alberto Clavería

domingo, 6 de abril de 2008

"Duermes" de Poncho K



Destajos que arrasan la tierra y pa recuperar nunca más.
Y ahora duermes, duermes, duermes, duermes ....
Donde empieza el desnacer que encontramos al morir,
donde acaba el desmorir que perdemos al nacer.

Y tarde llega siendo temprano, y masticas la vida esperando,
no asomas la duda ni ofendes ni pinchas ni cortas ni duermes.
Duermes, duermes, duermes, duermes.
Eres tú quien se amarra a una pata y vomita.
Pago yo, me desgarra tu pota en la espalda aunque sea un macarra.

Ni que un sueño me despoje de paisajes olvidados,
ni aún sabiendo ni la paz gane a la guerra por soldados,
dejen que el árbol que solo deshoje y razón no ganar ni gane,
solo en brotes que mantenga bastará. ¡No quiero empates!.

No quiero empates.

De un bofetón en silencio no más muertos.
De una caricia el veneno si quiero.
Cómo es que hay gente que muere de hambre y se gastan su parte en bombas nucleares?

Eres tú quien se amarra a una pata y vomita.
Pago yo, me desgarra tu pota en la espalda aunque sea un macarra.

Poncho K.

sábado, 5 de abril de 2008

"Balada del blanco y negro" de Alberto Clavería

Mira cómo se vacían
los sonidos,
cómo se retuercen
los cuerpos
en blanco y negro
mientras en el suelo los cigarros
mueren y se cansan de esperar
su momento.
A veces el tiempo parece
detenerse
y los hombres se miran la cara
y las mujeres contemplan sus trapos,
pero al segundo siguiente
todo se pasa
y siguen concentrados en
lo que tienen entre manos.

El calor busca otro calor
al que amarrarse,
y la cafeína
llena el espacio
que colma el vaso
cuando queda media hora
para casi todo.

Y llega el momento en que el sudor
se aferra con fuerza a los pelos
para no caer en el olvido
o sencillamente para no
caer.

Alberto Clavería

viernes, 4 de abril de 2008

"Te vestiste ya de seda?" de Alberto Clavería

Aún no estoy lo suficientemente pedo
para empezar a decirte, ya sabes,
todo lo que te quiero,
todo lo que vales.
Diablos, dame tiempo!

A mí todo me va bien,
no me quejo,
si pido una alegría se me dan cien,
aunque alguna de ellas en blanco y negro.
Tampoco voy a pedir más.

Y tú, te vestiste ya de seda?
Encandilaste a la luna con ese caminar?
Negaste la verdad enviándolo todo a la mierda
o preferiste pudrirte lanzándole piropos a la humildad?
No hace falta que respondas, no hace falta.

Al fin y al cabo, cambié las explicaciones del estar contigo
por las miradas ajadas desde detrás de una manta,
parapeto que no tapa ni los recovecos del camino
ni niega que mis versos ya le cansan.
Será que no sé nada, será!

Para bajar dando más vueltas que los días me basto y me sobro,
no tengo por qué escuchar las lágrimas caer sobre las hojas puestas a secar
si por comer un puñado de espinas me levanto pronto
y se me condena a muerte cuando río y debería llorar.
A veces siento que tengo demasiadas cuerdas para un solo violín.

Alberto Clavería

"Elegía" (fragmento) de Miguel Hernández



No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Miguel Hernández

miércoles, 2 de abril de 2008

"No me sale de los cojones ponerle título" de Alberto Clavería

La ostia bendita,
cómo me aburren los poetas,
todos con las flores en la boca
los sentimientos por las cunetas
la voz baja que pretende ser alta
y todo eso.

Luego van a conferencias
y firman libros
mientras yo miro
la pared de enfrente
como si fuera un televisor
preguntándome
si alguna vez
seré hoja
de
algún
árbol.


Alberto Clavería

martes, 1 de abril de 2008

"Crímenes perfectos" de Andrés Calamaro


Sentiste alguna vez lo que es tener el corazón roto?
Sentiste a los asuntos pendientes volver, hasta volverte muy loco?
Si resulta que sí, sí podrás entender lo que pasa a mí esta noche;
ella no va a volver y la pena me empieza a crecer adentro,

la moneda cayó por el lado de la soledad y el dolor.

Todo lo que termina termina mal, poco a poco,

y si no termina se contamina mal, y eso se cubre de polvo;
me parece que soy de la quinta que vio el mundial setenta y ocho,
me tocó crecer viendo a mi alrededor paranoia y dolor,

la moneda cayó por el lado de la soledad (y el dolor).

No me lastimes con tus crímenes perfectos,
mientras la gente indiferente se da cuenta,

de vez en cuando sale afuera solamente la peor madera;

si resulta que sí, sí podrás entender lo que me pasa a mí esta noche,
la moneda cayó por el lado de la soledad (y el dolor),
la moneda cayó por el lado de la soledad (otra vez ),
la moneda cayó por el lado de la soledad.

Andrés Calamaro