SEÑORES:
En las aceras encuentro
cada rasgo de lo humano que os queda.
Las colillas se estremecen
de vuestros vapores,
la saliva llama a cualquier otro pie
y el calor de vuestros despojos
no perturba ni un ápice mi asfalto.
Escuche:
Ningún borracho me ha sabido bien en la piel,
ninguna mujer ha sido enteramente mujer,
y todos han probado el envés de mi persona.
Los instantes más lejanos se divorcian
y cumple sentencia el olvido.
Sólo mi suelo está libre de andarse.
Rafael Saravia.
1 comentario:
Un buen golpe de realidad, Gracias.
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