martes, 6 de septiembre de 2011

"Abuelita ayahuasca", de Alberto Clavería



Me entero de que aquel chaval de barrio
que escribía poesía como el que dispara una
metralleta

ahora escribe sobre los árboles y sobre “cómo explicar
que he visto el centro del universo
mientras cagaba esta mañana” y la madre
Gaia y el Universo y
demás,

se aficionó a la ayahuasca y al
peyote
etc etc

y su cerebro se balanceó
hasta caer al otro lado

ahora dedica sus poesías o
“creaciones polimórficas”
a su maestro
(en mi barrio
al señor que te da drogas
se le llama de otra manera)

y llama “Abuelita” a la
ayahuasca
(esto me ha matao).

Bien, yo
no soy quién para censurar nada

pero me gustaba más cuando escribía sobre los
flujos vaginales de su novia
y de cómo sus pezones podían ser el paraíso de su
castigo
o de las hormigas que invadían su cocina en
verano.

Puede que lea esto e incluso puede que
se enfade,
pero tío
tus pies antes anclados firmemente
ya no en el suelo
si no directamente en el
infierno
ahora se elevan a muchos demasiados
kilómetros
del planeta.

El mundo perdió un poeta pero
ganó un idiota.

Salió ganando,
qué duda cabe.




Alberto Clavería

sábado, 13 de agosto de 2011

"Live for today, gone tomorrow, ahaha", de Alberto Clavería

(Quisiera dar las gracias a los borrachos de mil bares; sin sus observaciones este poema habría quedado cojo)

Ahí está,


el interruptor,


pulsarlo

es muy fácil:

puedes confundirte al atarte los cordones

de los zapatos,

puede que el camarero no te dé

el cambio exacto,

puede que el mechero que compraste ayer

ya no funcione hoy,

puede que se acabe la leche

para el desayuno,


o puede que tu chavala

mire hacia otro lado cuando

la estás besando,


el interruptor está

ahí,


y hace falta poco,

muy muy

poco

para activarlo,


una muela cariada,

una llamada perdida,

un traspiés al salir a la terraza,


son tantos los motivos por los que un hombre

se vuelve loco,


tantos que

acabarías antes

contando las razones

por las que un hombre


sigue

cuerdo.


Alberto Clavería

lunes, 11 de julio de 2011

"Envasado al vacío", de Alberto Clavería

Vi una vez un documental,

en él explicaban

la técnica para

envasar la carne

al vacío.


En un matadero,

después de arrancarla de los huesos de

las reses muertas,

la carne pasa por

diversos procesos químicos

y al final

la cubren con dos plásticos

que se sellan,


una pequeña aguja

absorbe todo el aire del

interior


y deja el cacho de carne

inmaculado


sin una pizca de aire

alrededor


listo para servir.


Hoy me he parado a mirarme el corazón

y me he acordado de ese

documental.


Alberto Clavería

sábado, 9 de julio de 2011

"Los satélites", de Alberto Clavería

Los satélites

Pienso

en cuánto me gustaría

oírte cantar en

la ducha

mientras me estiro en la cama y

enciendo un cigarrillo,


recordando ese sol que da de lleno sobre las

nucas en

la plaza de Callao,


en la gente que espera a la gente

a las puertas del metro y


escuchan música o se suenan

la nariz o

llaman por teléfono


sin pensar realmente en los

asteroides, planetas en danza y

satélites metereológicos

que pululan por ahí arriba…


Apago el cigarrillo, me levanto,


otro día de mierda.



Alberto Clavería