miércoles, 29 de octubre de 2008

"Póker de corazones", de Alberto Clavería

En el alto monte, madre
(mi corazón sobre los ecos,
dentro del álbum de una estrella),
tropezábamos yo y el viento.
Siete corazones
tengo.
¡Pero el mío no lo encuentro!

Federico García Lorca


Hoy me paré a mirarme el corazón
Y resulta que lo tengo dividido:
Corazón que no es corazón,
Corazón lleno de agua del grifo,
Corazón sin afeitar,
Corazón que busca en los charcos,
Corazón que se pregunta dónde estás,
Corazón que no deja de quejarse ni cuando va ganando,

Corazón que pregunta por los bares,
Corazón para el que no tiene,
Corazón que espera que le cantes,
Corazón siempre imprudente,

Corazón que queda cuando no queda nada,
Corazón de día nublado,
Corazón que mira a través de la persiana,
Corazón que recibe navajazos,

Corazón en carne viva,
Corazón tallado en piedra,
Corazón que quiere de tu saliva,
Corazón que pone a secar las goteras,

Corazón que lee a la luz de un candil,
Corazón que tropieza a cada paso,
Corazón con un rincón para ti,
Corazón empeñado en no hacer caso,

Corazón que no dobla la ropa,
Corazón tan endurecido que parte nueces,
Corazón que a veces entra en coma,
Corazón que se cree todo lo que le cuentes.

Y tú,
cuántos corazones tienes?

Alberto Clavería

"La nueva", de Carlos Gutiérrez H.

(A Irene Díaz)

Entre las
espesas
montañas
de la
nada
y del todo,
de los
pocos
y de las damas,
de los hombres
locos
y las mujeres
que saben,
las brujas,
la mitología
entre
copas,
la intelectualidad
baila
un vals
agarrada
a una gata
loca,
la que te explica
las redecillas
de la literatura
que ni
siquiera
conocías,
quién
te diría,
quién
le diría,
pero
quién lo dijo,
ese
fue el acertijo
que ninguno
de nosotros
pudimos
resolver,
dónde
los colores
fueron
espadas,
dónde
los gustos
margaritas,
dónde
a pesar
de todo
siempre
se está
en las últimas,
sino es de ánimo
es de bebida
y sino de sustancias
prohibidas,
rebuzna sabiduría,
suda sabiduría,
quién
lo diría,
la primera bruja
que me sienta
bien conocerla,
qué tal
si ponemos
comas
sin necesidad,
vamos
a sonreír
y que los demás
se jodan,
saca la escoba
y papel,
hoy toca
volar,
oh Satán,
conozco
a la nueva
Adsagsona.

Carlos Gutiérrez H.

lunes, 27 de octubre de 2008

Un poema de Leticia Vera

Tengo que ser invisible,
en la tierra de los alambres.
Desataré los cascabeles
de mi cabello,
las ondas de mi cuerpo.
Segaré todo aquello
que me destruye,
dormiré en el campo blando,
esperando la lluvia
que nunca llega.


Leticia Vera, de su blog Mi sonrisa sangra.

domingo, 19 de octubre de 2008

"La autopista", de David González

ya que tanto insistes
en que me lo corte
voy a explicarte
y será la primera
y última vez que lo haga
por qué llevo el pelo largo

llevo el pelo largo
porque el ejército estadounidense
ofrecía una recompensa
de dos dólares
por cada cabellera de indio
que se le entregara
y los que la cobraron
así como los soldados
y mandos superiores
del ejército estadounidense
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo
porque el ejército franquista
en la corrada de la casa en la que nací
le rapó la cabeza
a una de las mujeres de mi familia
cuyo hombre
acababa de ser fusilado
por negarse a defenestrar
niños de pecho republicanos
y los soldados que le raparon la cabeza
así como el resto de las tropas
y mandos superiores
del ejército franquista
incluido el puto francisco franco
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo
porque en el campo de concentración de mauthausena
los deportados españoles
como ramiro santisteban
el superviviente octogenario que me lo contó
a los deportados españoles
una vez a la semana
los sábados
les hacían lo que entre ellos se conocía
como
La Autopista
esto es
les rapaban el pelo al cero
desde la frente hacia atras

la autopista

y más adelante
cuando hitler estaba perdiendo la guerra
con ese pelo
se forraban las botas de los soldados alemanes

con ese pelo

y todos esos soldados alemanes
como también los que los sábados colaboraban
en el mantenimiento de la autopista
juntos con sus respectivos mandos superiores
el hijo de la gran puta del fuhrer a la cabeza
y junto con el resto del pueblo alemán
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo
porque en la tercera galería
de la cárcel provincial de oviedo
la galería de los menores
los que mandaban en ella los kíes
en cierta ocasión me dijeron:

o te cortas el pelo tú
o te lo cortamos nosotros

y encendieron sus mecheros

y tanto ellos
como los funcionarios de prisiones
cuyo trabajo consistía precisamente
en evitar que se produjeran hechos como ese
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo por otra razón también:
muchas de las mujeres que conozco
me aseguran que con él así de largo
estoy mucho más guapo
y aparento muchos menos años de los que tengo

así que en vez de estar dándome la brasa a todas horas
con que a ver cuando voy a que me corten el pelo
mejor te callabas la puta boca eh
y te dejabas
crecer el tuyo.


David González (su blog en mis enlaces)

jueves, 9 de octubre de 2008

"Nada es lo mismo", de Ángel González


La lágrima fue dicha.

Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

nada es lo mismo.

Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.


Ángel González