Uno de mis primeros recuerdos
es de la guardería,
esa guardería donde cada tarde
nos daban sobrasada
hasta que –supongo-
una madre jipi
se debió quejar y
desde ese momento solo nos daban zanahorias
(aún oigo perfectamente
cómo cortaban la zanahoria
a tiras).
Una tarde, en el patio exterior,
miábamos el cielo.
Lo surcaron
tres aviones de combate tres
dejando un reguero de humo y
le pregunté a un niño mayor si sabía
a dónde iban,
contestó que había una guerra
lejos, muy lejos
-primera Guerra del Golfo-.
Pensativo, le pregunté entonces
a qué venía esa guerra.
No me supo responder
Desde entonces,
cada noche
nos vemos las caritas
pero nunca he tenido cojones
a preguntarle a ella,
a la guerra,
lo que un niño le preguntó a otro.
Alberto Clavería
es de la guardería,
esa guardería donde cada tarde
nos daban sobrasada
hasta que –supongo-
una madre jipi
se debió quejar y
desde ese momento solo nos daban zanahorias
(aún oigo perfectamente
cómo cortaban la zanahoria
a tiras).
Una tarde, en el patio exterior,
miábamos el cielo.
Lo surcaron
tres aviones de combate tres
dejando un reguero de humo y
le pregunté a un niño mayor si sabía
a dónde iban,
contestó que había una guerra
lejos, muy lejos
-primera Guerra del Golfo-.
Pensativo, le pregunté entonces
a qué venía esa guerra.
No me supo responder
Desde entonces,
cada noche
nos vemos las caritas
pero nunca he tenido cojones
a preguntarle a ella,
a la guerra,
lo que un niño le preguntó a otro.
Alberto Clavería
1 comentario:
Saludos
llego a tu blog
gracias a Bukowski.
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