martes, 30 de diciembre de 2008

"La brasa rozando la palma de mi mano", de Alberto Clavería

Allá por 2006,
en un pasable otoño,
salíamos mi primo y yo
de una taberna
a altas horas de la madrugada,
cada uno más borracho que el otro,
y me contó una historia de su abuelo.

Él había luchado en la Guerra Civil,
en el bando nacional, para más señas,
y se había comido centenares de horas de guardia
allá en las trincheras del Bajo Aragón.
Solía explicar que una noche helada
se encendió un cigarrillo
y mientras lo fumaba tranquilamente
se oyó un disparo en la lejanía y
una bala se incrustó en la pared que había tras él,
a pocos centímetros de su oreja izquierda.

Desde entonces, aprendió a fumar
tapando la brasa del cigarrillo con la mano.

Y os parecerá una chorrada, pero aún ahora,
setenta años después,
me sorprendo a mí mismo
fumando con el cigarrillo vuelto del revés,
con la brasa rozando la palma de mi mano
por si acaso me
disparan.

Alberto Clavería

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