Me da igual que no me quieras,
que tus miradas se diluyan en el aire
como DDT,
así están las cosas.
No voy a
jugar,
ni tan siquiera pienso
calzarme las botas
ni calentar por la banda.
Minuto noventa de partido
sin añadido.
Si para sacarte una mirada
tengo que emplear el sacacorchos
no vale la pena que me
esfuerce.
Por la Calle Mayor avanzan los tanques,
y entre bombardeo y bombardeo
no pienso escribirte nada más.
Mi último poema se lo llevará el viento,
el grito posterior la lluvia,
y a ti,
a ti te dejo lo mejor:
mi cuerpo inerte,
para que le des el digno entierro
que no supiste darle en vida.
Alberto Clavería
que tus miradas se diluyan en el aire
como DDT,
así están las cosas.
No voy a
jugar,
ni tan siquiera pienso
calzarme las botas
ni calentar por la banda.
Minuto noventa de partido
sin añadido.
Si para sacarte una mirada
tengo que emplear el sacacorchos
no vale la pena que me
esfuerce.
Por la Calle Mayor avanzan los tanques,
y entre bombardeo y bombardeo
no pienso escribirte nada más.
Mi último poema se lo llevará el viento,
el grito posterior la lluvia,
y a ti,
a ti te dejo lo mejor:
mi cuerpo inerte,
para que le des el digno entierro
que no supiste darle en vida.
Alberto Clavería
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