Mira mis manos,
sólo te pido eso.
Después de todo y antes que nada
es poco lo que te pido:
mírame las manos.
“Están negras”,
dirás,
“completamente negras”.
No te faltará razón.
Pero si están negras
es por ir cargando con tus penas
para que duermas por las noches
mientras yo me las lavo
en el fregadero
de mil ameneceres.
Alberto Clavería
sólo te pido eso.
Después de todo y antes que nada
es poco lo que te pido:
mírame las manos.
“Están negras”,
dirás,
“completamente negras”.
No te faltará razón.
Pero si están negras
es por ir cargando con tus penas
para que duermas por las noches
mientras yo me las lavo
en el fregadero
de mil ameneceres.
Alberto Clavería
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