miércoles, 28 de enero de 2009

Un poema de Víktor Gómez

Horadando, con las uñas.
Orando, con las uñas.
Ando, con las uñas.
O con las uñas
o sigo encerrado en la miseria.
Tarde supe por qué
los poetas no tienen
manos
sino uñas,
no tienen ojos,
sino uñas,
no tienen palabras
sino uñas
que escarban bajo las vallas
Para que otros pasen
al otro lado de la miseria.


Víktor Gómez

1 comentario:

CARLA BADILLO CORONADO dijo...

vaya que se necesitan uñas.
Un abrazo a los dos.