martes, 30 de diciembre de 2008

"El portero vencido", de Alberto Clavería

Recuerdo aquella vez,
ese penoso enero,
en que empezó a llover a media tarde
y de madrugada solamente se veía una
cortina de cuentas mojadas
desde la ventana.

Abrí la puerta del balcón
y me senté bajo el alféizar,
algunas gotas rebotaban en las baldosas
y me daban
entre ceja y ceja,
era agradable.
Me amarré a un botellín de cerveza de importación y
dejé pasar el (mal) tiempo,
yo era como el portero vencido,
me habián regateado y el delantero se había plantado
a portería vacía dispuesto a marcar.

Al cabo de un rato,
se acabó el botellín y
aún no sé muy bien por qué,
lo dejé a la intemperie.
Cuando se llenó, cogí el agua de la lluvia y
me lavé la cara con ella.

Desde entonces,
desde aquella velada fría,
las noches en que lloro
siempre vienen nubladas y sé
que no estoy llorando solo.

Alberto Clavería

"La brasa rozando la palma de mi mano", de Alberto Clavería

Allá por 2006,
en un pasable otoño,
salíamos mi primo y yo
de una taberna
a altas horas de la madrugada,
cada uno más borracho que el otro,
y me contó una historia de su abuelo.

Él había luchado en la Guerra Civil,
en el bando nacional, para más señas,
y se había comido centenares de horas de guardia
allá en las trincheras del Bajo Aragón.
Solía explicar que una noche helada
se encendió un cigarrillo
y mientras lo fumaba tranquilamente
se oyó un disparo en la lejanía y
una bala se incrustó en la pared que había tras él,
a pocos centímetros de su oreja izquierda.

Desde entonces, aprendió a fumar
tapando la brasa del cigarrillo con la mano.

Y os parecerá una chorrada, pero aún ahora,
setenta años después,
me sorprendo a mí mismo
fumando con el cigarrillo vuelto del revés,
con la brasa rozando la palma de mi mano
por si acaso me
disparan.

Alberto Clavería

martes, 9 de diciembre de 2008

"Solamente he tratado de contar contigo", de Raúl Nuñez

Cuando no era más que un buscador confuso,
y salía a emborracharme con los perdedores,
y recorría los bares una y otra vez,
tratando de asegurar la próxima comida,
y tomaba a quien estuviera a mi lado,
sin preguntarme quién era o qué pensaba,
y me daba lo mismo meterme en una cama o en otra,
porque lo único que necesitaba era una entrada gratis,
y cuando la conseguía podía darlo todo,
porque no me habían pedido nada a cambio,
pude darme cuenta que sólo quien ofrece algo,
llega a recibir lo que espera.
Yo solamente he tratado de contar contigo.
Nunca he querido convencerte de nada,
ni llevarte hasta la ultima montaña,
ni convertirte en algo diferente a lo que eres,
pues creo que no debes necesitar sólo a quien buscas,
sino a quien te está buscando a ti.
Ahora todo se ha quedado dormido en el camino,
yo solamente he tratado de contar contigo,
y de conseguir una entrada gratis,
para no quedarme esta noche sin ti.


Raúl Nuñez

"Trovador fui, no sé quién soy", de Leopoldo María Panero


Sólo en la noche encuentro a mi amada
de noche, cuando más sólo
en el llano en que no hay nadie
sino una dama que aúlla
con la cabeza en la mano
sólo en la noche encuentro a mi amada
con la cabeza en la mano.

Le ofrezco como el incienso
que otros reyes la donaran
mis recuerdos en la mano
ella me tiende su cabeza
y luego, con la otra mano
lenta a la noche señala.

Solo en la noche, en la hora nona
salgo a buscar a mi amada
y en el llano como ciervos
corren veloces mis recuerdos.

Tuve la voz, trovador fui
hoy ya cantar no sé
trovador, no sé hoy quién soy
y en la noche oigo a un fantasma
a los muertos recitar mis versos.


Leopoldo María Panero

miércoles, 3 de diciembre de 2008

"Cada noche nos vemos las caritas", de Alberto Clavería

Uno de mis primeros recuerdos
es de la guardería,
esa guardería donde cada tarde
nos daban sobrasada
hasta que –supongo-
una madre jipi
se debió quejar y
desde ese momento solo nos daban zanahorias
(aún oigo perfectamente
cómo cortaban la zanahoria
a tiras).

Una tarde, en el patio exterior,
miábamos el cielo.
Lo surcaron
tres aviones de combate tres
dejando un reguero de humo y
le pregunté a un niño mayor si sabía
a dónde iban,
contestó que había una guerra
lejos, muy lejos
-primera Guerra del Golfo-.
Pensativo, le pregunté entonces
a qué venía esa guerra.
No me supo responder

Desde entonces,
cada noche
nos vemos las caritas
pero nunca he tenido cojones
a preguntarle a ella,
a la guerra,
lo que un niño le preguntó a otro.

Alberto Clavería

viernes, 28 de noviembre de 2008

Aún queda gente buena




Hace unas semanas recibí una carta certificada. Dentro estaba el libro del Kebrantaversos, “Satélite de inhóspito planeta”, un recopilatorio de relatos y poesías del Kebran, esto es, de Andrés Ramón Pérez Blanco. Recuerdo que lo agarré y lo metí en la bolsa, luego tomé el tren hacia la universidad y, una vez sentado, abrí el paquete y me puse a leer.

Cuando me quise dar cuenta, ya estaba en mi parada. Salí del vagón todavía con el libro entre las manos y fui al encuentro de un amigo, que me preguntó que qué coño hacía leyendo y caminando a la vez. Atónito, guardé de nuevo el libro en la mochila y le respondí que no lo sabía.

De noche, ya en casa, volví a sacarlo y entonces me di cuenta de que estaba dedicado. El Kebran me pedía que lo leyese con el mismo cariño con el que estaba hecho. Y vive Dios que lo hice.

Perdón por la tardanza, Kebran, no me la tengas en cuenta cuando nos crucemos. Y te debo por lo menos tres cañas. Cuando yo me decida a publicar algo, cuando tenga tus agallas, seguro serás el primero en recibir mi obra.

Alberto Clavería Baranda.

martes, 25 de noviembre de 2008

"Qué hace una mirada como tú en un sitio como este?", de Alberto Clavería

Las miradas que no se balancean de tus ojos
lanzan los puños que rompen los espejos
y se despiertan a mediodía
intentando no recordar a dónde fueron la noche anterior.
Luego beben e intentan olvidarlo todo.

Para media tarde ya se han ido de compras
y se prueban nuevos amores
(mientras tanto, las miradas que me corresponden a mí
esperan fuera
fumando un cigarro tan corto que
cuando se acaba
no pueden hacer otra cosa que encender otro).
Las miradas que no son para mí
se pasean escogiendo sin sentirse culpables,
pues cobraron ayer
y van a sacar la VISA de cariño a pasear.

Al llegar a casa, llaman a sus miradas amigas
y organizan una reunión de tuppersex.
Mis miradas traen canapés y vasitos
de moscatel,
ignorando lo que de todas formas
ya saben:

que si no pasaron antes por el mercado,
eso significa que tus miradas
se van a comer a las mías
a nada que se pasen un poquito con los chupitos.


Alberto Clavería

miércoles, 29 de octubre de 2008

"Póker de corazones", de Alberto Clavería

En el alto monte, madre
(mi corazón sobre los ecos,
dentro del álbum de una estrella),
tropezábamos yo y el viento.
Siete corazones
tengo.
¡Pero el mío no lo encuentro!

Federico García Lorca


Hoy me paré a mirarme el corazón
Y resulta que lo tengo dividido:
Corazón que no es corazón,
Corazón lleno de agua del grifo,
Corazón sin afeitar,
Corazón que busca en los charcos,
Corazón que se pregunta dónde estás,
Corazón que no deja de quejarse ni cuando va ganando,

Corazón que pregunta por los bares,
Corazón para el que no tiene,
Corazón que espera que le cantes,
Corazón siempre imprudente,

Corazón que queda cuando no queda nada,
Corazón de día nublado,
Corazón que mira a través de la persiana,
Corazón que recibe navajazos,

Corazón en carne viva,
Corazón tallado en piedra,
Corazón que quiere de tu saliva,
Corazón que pone a secar las goteras,

Corazón que lee a la luz de un candil,
Corazón que tropieza a cada paso,
Corazón con un rincón para ti,
Corazón empeñado en no hacer caso,

Corazón que no dobla la ropa,
Corazón tan endurecido que parte nueces,
Corazón que a veces entra en coma,
Corazón que se cree todo lo que le cuentes.

Y tú,
cuántos corazones tienes?

Alberto Clavería

"La nueva", de Carlos Gutiérrez H.

(A Irene Díaz)

Entre las
espesas
montañas
de la
nada
y del todo,
de los
pocos
y de las damas,
de los hombres
locos
y las mujeres
que saben,
las brujas,
la mitología
entre
copas,
la intelectualidad
baila
un vals
agarrada
a una gata
loca,
la que te explica
las redecillas
de la literatura
que ni
siquiera
conocías,
quién
te diría,
quién
le diría,
pero
quién lo dijo,
ese
fue el acertijo
que ninguno
de nosotros
pudimos
resolver,
dónde
los colores
fueron
espadas,
dónde
los gustos
margaritas,
dónde
a pesar
de todo
siempre
se está
en las últimas,
sino es de ánimo
es de bebida
y sino de sustancias
prohibidas,
rebuzna sabiduría,
suda sabiduría,
quién
lo diría,
la primera bruja
que me sienta
bien conocerla,
qué tal
si ponemos
comas
sin necesidad,
vamos
a sonreír
y que los demás
se jodan,
saca la escoba
y papel,
hoy toca
volar,
oh Satán,
conozco
a la nueva
Adsagsona.

Carlos Gutiérrez H.

lunes, 27 de octubre de 2008

Un poema de Leticia Vera

Tengo que ser invisible,
en la tierra de los alambres.
Desataré los cascabeles
de mi cabello,
las ondas de mi cuerpo.
Segaré todo aquello
que me destruye,
dormiré en el campo blando,
esperando la lluvia
que nunca llega.


Leticia Vera, de su blog Mi sonrisa sangra.

domingo, 19 de octubre de 2008

"La autopista", de David González

ya que tanto insistes
en que me lo corte
voy a explicarte
y será la primera
y última vez que lo haga
por qué llevo el pelo largo

llevo el pelo largo
porque el ejército estadounidense
ofrecía una recompensa
de dos dólares
por cada cabellera de indio
que se le entregara
y los que la cobraron
así como los soldados
y mandos superiores
del ejército estadounidense
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo
porque el ejército franquista
en la corrada de la casa en la que nací
le rapó la cabeza
a una de las mujeres de mi familia
cuyo hombre
acababa de ser fusilado
por negarse a defenestrar
niños de pecho republicanos
y los soldados que le raparon la cabeza
así como el resto de las tropas
y mandos superiores
del ejército franquista
incluido el puto francisco franco
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo
porque en el campo de concentración de mauthausena
los deportados españoles
como ramiro santisteban
el superviviente octogenario que me lo contó
a los deportados españoles
una vez a la semana
los sábados
les hacían lo que entre ellos se conocía
como
La Autopista
esto es
les rapaban el pelo al cero
desde la frente hacia atras

la autopista

y más adelante
cuando hitler estaba perdiendo la guerra
con ese pelo
se forraban las botas de los soldados alemanes

con ese pelo

y todos esos soldados alemanes
como también los que los sábados colaboraban
en el mantenimiento de la autopista
juntos con sus respectivos mandos superiores
el hijo de la gran puta del fuhrer a la cabeza
y junto con el resto del pueblo alemán
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo
porque en la tercera galería
de la cárcel provincial de oviedo
la galería de los menores
los que mandaban en ella los kíes
en cierta ocasión me dijeron:

o te cortas el pelo tú
o te lo cortamos nosotros

y encendieron sus mecheros

y tanto ellos
como los funcionarios de prisiones
cuyo trabajo consistía precisamente
en evitar que se produjeran hechos como ese
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo por otra razón también:
muchas de las mujeres que conozco
me aseguran que con él así de largo
estoy mucho más guapo
y aparento muchos menos años de los que tengo

así que en vez de estar dándome la brasa a todas horas
con que a ver cuando voy a que me corten el pelo
mejor te callabas la puta boca eh
y te dejabas
crecer el tuyo.


David González (su blog en mis enlaces)

jueves, 9 de octubre de 2008

"Nada es lo mismo", de Ángel González


La lágrima fue dicha.

Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

nada es lo mismo.

Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.


Ángel González

viernes, 26 de septiembre de 2008

"Que la nieve ardía", de Alberto Clavería

Te buscaste otro animal que fustigar,
otro hocico frío con orejas para las mentiras,
pero no dejo de pensar que el tiempo pasará
como no dejé de soñar que la nieve ardía.

Las cicatrices asoman por la manga,
es curioso que a veces les dé por brillar.

Los ecos de allende los mares
vienen bailando y esquivando los reflejos,
que desenvainan los sables ante los cobardes
que no fueron más y se quedaron en menos.

De mis manos brotan rosales
de los que se abren camino a base de espinas.

Cuando cambia la luna, el rincón que siempre ignoro
me mira y esgrime una sonrisa
a sabiendas de que sigo sin acabar lo que esbozo
en líneas cada vez más torcidas.

"Sin lo amargo,
lo dulce no es tan dulce".*

Y tú vete por la sombra,
puede que solo seas carne y hueso:
carne para el perro que siempre asoma
y hueso como postre para acabar el cuento.


*Pintada vista en la estación de tren de Celrà.



Alberto Clavería

jueves, 18 de septiembre de 2008

"Hoja superficial", de Alberto Clavería

A nadie le importa que
caigan las hojas en otoño.
Dicen que es normal
y luego las pisotean.

Es como si me pisotearan a mí.

El viento se las lleva,
suelen caer en los desagües
y los atascan.
Bueno, ellas tampoco tienen la culpa.

Es como si me culparan a mí.

Otras tienen diferente suerte
y son recogidas por manos llenas de callos,
que las arrojan a la chimenea
para hacer arder los leños.

Es como si me quemaran a mí.

También están las que consiguen malvivir
entre páginas de libros o
sepultadas entre dos cristales
por los coleccionistas.

Es como si me encerraran a mí.

Anoche perdí el sentido y soñé
que era hoja de árbol.
Por la mañana perdí el sueño y sentí
lo que era despertar.

Es como si una nueva hoja naciera.


Alberto Clavería

"No importa, tranquila", de Germán Sancho


Si pudiera elegir,
querría ser botón.
El de mi camisa blanca.

De abajo arriba; el antepenúltimo
el que tapa tus senos,
el que aún deja entrever tu piel,
el que muestra el colgante que te regalé,
el que cubre lo que me has robado,
el que siente los latidos de tu corazón;

El último botón que abrochas,
el único en que te detienes,
alzas la mirada
y me sonries.

Entonces, me rompes.


Germán Sancho

sábado, 13 de septiembre de 2008

Un poema de Jack Kerouac

El problema de
las modas es que quieres
follarte a las mujeres
con su ropa de moda
pero cuando llega
el momento siempre
se la quitan para
que no
se arrugue.


Jack Kerouac

lunes, 8 de septiembre de 2008

"Clemencia", de Alberto Clavería


Del horizonte espero ver llegar las buenas noticias,
cansadas del viaje pero satisfechas,
para que me laven la ropa sucia
si por ello salpicar.

Del aire espero que me cuente la primavera
a la oreja.

En mis manos confío para construir castillos de arena
que resistan los envites del día a día por la mañana
para por la tarde tatuar cálidos mares del Caribe
en hojas blancas de papel.

Al vino nacido en tardes nubladas
me encomiendo para mojar el secarral.

Y al hombre tras las cortinas
le pido que se apiade
y así
abandonarme al hormiguero
de los ojos de la gente del metro,
los de los ojos que no tiemblan.



Fotografía de Solveig Möller.
Poema de Alberto Clavería.

"En el oscuro jardín del manicomio", de Leopoldo María Panero


En el oscuro jardín del manicomio
los locos maldicen a los hombres
las ratas afloran a la Cloaca Superior
buscando el beso de los Dementes.

Un loco tocado de la maldición del cielo
canta humillado en una esquina
sus canciones hablan de ángeles y cosas
que cuestan la vida al ojo humano
la vida se pudre a sus pies como una rosa
y ya cerca de la tumba, pasa junto a él
una Princesa.

Los ángeles cabalgan a lomos de una tortuga
y el destino de los hombres es arrojar piedras a la rosa.
Mañana morirá otro loco:
de la sangre de sus ojos nadie sino la tumba
sabrá mañana nada.

El loquero sabe el sabor de mi orina
y yo el gusto de sus manos surcando mis mejillas
ello prueba que el destino de las ratas
es semejante al destino de los hombres.


Leopoldo María Panero

lunes, 25 de agosto de 2008

"Space oddity", de David Bowie





Ground Control to Major Tom
Your circuit's dead, there's something wrong
Can you hear me, Major Tom?
Can you hear me, Major Tom?
Can you hear me, Major Tom?
Can you....
"Here am I floating round my tin can
Far above the Moon
Planet Earth is blue
And there's nothing I can do."

Agradecimientos varios

Bueno, resulta que en el blog Hankover (al que podéis acceder también desde mi lista de enlaces) han publicado un poema mío, y van dos... Muchas gracias a Patxi Irurzun y -sobretodo- a Vicente Muñoz.

Pregunta para Charles Bukowski

La fiera



Ya que me pongo, daré las gracias también a Reza lo que sepas (que también tengo listado como uno de esos blogs de visita diaria) por publicarme hace unas semanas otro poema.

El cuadro en Reza lo que sepas.

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Os aseguro que nada me hace más feliz que ver mi obra recogida o aprovechada por otras personas. Es la culminación de un camino no muy claro.

miércoles, 20 de agosto de 2008

"Miedo '08", de Alberto Clavería


Dime si alguna vez
no te has sentado donde estoy yo ahora mismo
a ver pasar las horas
mirándote las manos
esperando que
mágicamente
el aire se hiciera menos denso
para retorcerle el pescuezo
al frágil desequilibrio.

Y has sudado
mares de materia deleznable,
ríos de tinta estancada,
para intentar aplacar en vano
aquella opresión en el pecho
de saberte finita
por debajo de bien y mal.

Bien, pues aquí sentado estoy,
noto el asiento caliente bajo el culo,
deudor de tu estancia y
sabedor de grandes rencillas
que ni alardea ni se queja.
Enciendo un cigarro a tu salud,
espero que nos veamos pronto,
no tendré nada interesante que decir
pero tú tampoco me mirarás a los ojos.


Dibujo de Mónica Clavería
Texto de Alberto Clavería

miércoles, 6 de agosto de 2008

"Nadie se da cuenta del significado de la expresión 'punto final'", de Alberto Clavería

Sabes, a mí no me queda poso de tristeza,
creo que me la bebí toda.
Rebusca tú entre los cajones del alma,
gustosamente la compartiré.

Mis pies están negros de patear
calles de esas que siempre sobran,
que acaban por desaparecer en los mapas
siguiendo el ritmo de las pisadas.

Bueno, eso no importa,
el caso es que solo tengo, por este orden:

Un corazón desgarrado

Una botella a medias

Unas manos temblorosas

Un ojo en la puerta y otro en la pistola

Unos labios que saben a podredumbre

La luz de las 6:20 que entra por la ventana

Y un poema. Y lo peor es que

cuando lo acabe

me quedaré solo.


Alberto Clavería

jueves, 17 de julio de 2008

"Ragnarök", de Alberto Clavería

Ahora que casi no veo, déjame escribirte a ciegas
que los empates a cero a veces saben a victoria,
que incluso las hojas de los árboles caen a pares,
que hay manos que saben a mala copia,
que si los engranajes de madera dan cobijo a tus penas
acabarán triscando por los campos las norias,
que has ganado batallas tan cruentas
que ni lo sabes y las derrotas son ilusorias,

que los puntos y aparte no son fin si no los cuentas,
que los escritores sin tacha muchas veces tachamos,
que las llaves abren y a la vez cierran puertas,
que se nos pasa el habla cuando hablamos,
que hay quien prefiere ser tercero al oro,
que por cielo se aceptan dos copas de vino,
que sin ondear el capote te puede embestir el toro,
que sabiendo la verdad el golpe viene de seguido,

que el talento a veces se te escapa por la punta de los dedos,
que a veces me paso con la bebida y la gente me admira,
que si llueve dentro de uno mismo fuera no se oyen los truenos,
que yo soy el que hace de tus pasos fatiga,
que la tristeza de cuando en cuando amenaza sin bajarse del coche,
que una ventana no siempre quiere cortina,
que con una lágrima no basta para toda la noche,
que el mejor psicólogo es a veces la barra de una cantina,

que guardar una víbora en la espesura a veces ayuda,
que es siempre el primero el que acaba la faena,
que mañana ya es tarde para la fuga,
que el deseo no niega ni espera,
que no,
que por más que lo intentes el resultado será sí,
que mirando al cielo se aterriza en el colchón,
que la vida viene por donde no ha de venir.

Alberto Clavería

martes, 15 de julio de 2008

"Romance del cauce seco", de Alberto Clavería


Ayer pensé en ti, lenta pero intensamente,
mientras recorría kilómetros de ríos de cauce seco.
Con el ansia de estar mojado, pasé debajo de mil puentes
sin ser capaz de encontrar las puertas del infierno.
Deambulé por los más oscuros callejones,
me empapé de la mugre de la calzada,
intentando pisotear las flores
que nacen y mueren de madrugada en madrugada.

Y es entonces cuando eché en falta algo en los labios,
algo que rebotase en una pared,
que me diga que no soy yo, que es el morapio,
el que cabalga quemándome desde el ayer.
Pero los cauces estaban tan secos, tan desolados,
que se abrazaban a una gota de agua como si fuera oro
y quizás hoy se den por besados,
quizás mañana embistan como un toro.

El río baja seco, los lugareños encienden sus cigarros
como el perdedor que sigue peleando
y no entienden de poesía, solo de guijarros
que arrojan al río vació que no entiende de bandos.
Al mismo tiempo, se deslizan por el sumidero
los ecos de los cantos de sirena,
hartos del puedo pero no quiero
y de acabar lamiendo la piedra.


Alberto Clavería

lunes, 14 de julio de 2008

"Acto 23", de Carla Badillo (fragmento)


Hoy escribo desde el vértigo. Desde mi vientre abierto a todo aquello que está huérfano y lejano. Escribo desde las sombras. Desde los rostros desfigurados. Desde los chistes mal contados que otros vomitaron sin piedad sobre mi piel. Tic. Y de los cuales me he hecho cargo. Tac. Hoy escribo loca. Desquiciada de mi misma. Y sin embargo bella, tristemente bella entre las bellas… Condenada (Mi saliva sabe a sangre). Hoy escribo con mi sexus, nexus, plexus. 12:00 a.m. Con mis ojos alargados. 12:01 a.m. ¿Te gustan mis ojos? 12:02 a.m. Me da la impresión que dirías SI. 12:03.a.m. Un sí rotundo, ensordecedor. 12:04 a.m. ¡Oh, forastera! no dejes de escribir nunca. 12:05. NUNCA. 12:06. NUNCA. 12:07. Qué bella te ves desde tu rincón lleno de sándalo y cucarachas. 12:08 a.m. ¿Te gustan mis ojos? Tic tac. Sé que sólo me responderías con una sonrisa lasciva. Tic tac. Desenfreno. Tic tac. Mi madre no quiere que sea ni puta ni santa. Tic tac. Demasiado tarde. Tic tac. Dualidad. Tic tac. Disculpe, qué día es hoy. We proclaimed the independence day. BULLSHIT!! Tictactictactictac ¿Qué pasó aquí? (¿Ha visto a una niña de churitos negros?) Trance (Tiene ojos oscuros y achinados) Dónde estoy (¿Ha visto a la niña?) Dónde estoy (Estaba por aquí bailando) Dónde estoy (te desconozco) Dónde estoy. 4 de julio de 1985. ¿Qué es esa luz? (¿Has visto a la niña?) 4 de julio de 2008. INDEPENDENCE YOUR BRAIN (¿por qué lloras?) Dónde estoy (¿por qué lloras?) Dónde estoy (¡por qué mierda lloras!).…………………Domadora de instintos. (Hoy haremos un psicodrama) ¿Qué tengo doctor? (¿Quién soy doctor?) IMPÚDICA (del amor y del entendimiento logrado sobre mis dolores, sobre la sangre de mis menstruaciones mentales) ¿Qué tengo doctor? (¿Quién soy doctor?) Sibila, esquizofrénica, venenosa, egoísta, miselena, llorona, hedonista, ladrona, inconciente, cabaretera, cínica, pendenciera………………………… (...)

Carla Badillo

viernes, 11 de julio de 2008

"Soledad", de Alberto Clavería

Soledad que traicionas mis entendederas,
soledad que me buscas apartando las ramas,
soledad que trepas sin enredaderas…
Solo sueles acercarte a mí cuando no me llamas.
Pero amenazas
en tanto en cuanto no me encuentras,
y a ciegas lanzas los cuchillos
que siempre aciertan en tierra muerta.

Seguro que de ahí floreces,
en desierto selva o escarcha,
para decirme que cuando mueres
no te vas, solo descansas.
Y compartes aceite y vinagre
como cocinero entre fogones,
esperando que el siguiente llame
y le jodas sin mostrarle los colores de las flores.


Alberto Clavería

"Poeta", de Kutxi Romero


Junta las manos y espera,
no tardarán en llegar las despedidas,
los adioses que desconoces y temes,

se irán como vinieron las alegrías y desdichas,

por la puerta del balcón,
por cualquier ventana,

en medio del más placentero de los besos,

transformando un orgasmo brutal en el más grande sinsentido

de tu vida,

¿y entonces, que harás?,

dime, romántico de corazones perdidos,
dime, bufón, marioneta de mil almas,

tú, que te autodenominas poeta,

¿qué harás con tus versos sin su olor, sin su piel?,

¿acaso mitigarán el dolor de los que no quieren escucharlos?,

ojalá revienten en tu boca,
ojalá te ahoguen la soledad y el abandono salidos
de tu propia tinta, de tu propio papel,
porque como tú bien sabes,

los poetas no podéis dar nada, solamente palabras,
para que podamos saborear vuestras insulsas experiencias,

la falacia, la mentira de vuestras vidas,
sin la calidez del amor sois menos que nada,

igual que los demás mortales,
así pues fallece en tu palabra,

llora en soledad,

conoce al fin el dolor,

poeta.


Kutxi Romero

jueves, 10 de julio de 2008

"El cel resta mut", d'Alberto Clavería

No tinc cap tipus de pressa ni d’interès en arribar a temps,
m’ho pots descomptar del salari d’amor si vols,
serà que hi guanyo molt
deixant-me la pell a cada rengló.
Em confon la teva porta a mig obrir o mig tancada,
on s’hi cola un rajolí de sol
que sembla voler-se parar a cada racó
per catar els racons millor.

A la tercera copa ja em sento amb força per parlar,
per dir-te que per molt que les ales encara no hagin crescut
tampoc no fan falta per volar
mentre el cel resta mut.


Alberto Clavería

Siempre he pensado que en catalán los poemas quedan más románticos. Empecé a escribir esto y la falta de costumbre con el idioma lo dejó en un rincón. Lo rescato a medias.

martes, 8 de julio de 2008

"Hoy he pensado intensamente en ti", de Isla Correyero

Hoy he pensado
intensamente en ti.
Aunque casi todos los días
pienso en ti
sufriendo o sonriendo
trabajando o durmiendo
feliz como un detalle
o triste como un muro.

Yo siempre estoy de pronto
con la cabeza puesta
allí por donde pasas
o pasaste
y te encuentro
otra vez
como si el tiempo
no hubiese pasado
ni lo peor
ni el futuro que venga
porque
mire hacia donde mire
piense hacia donde piense
tú estás ahí
no queda ya objetivo
ninguno por hacer
ni penas ninguna hay
ni habrá.
Solo respirar y dar algunos
pasos por el camino
juntos
y verte transparente
brillar como
si no estuvieras

y estuvieras.


Isla Correyero

"El largo camino de vuelta a casa", de Alberto Clavería

Vuelves a casa,
a cuatro patas,
muy bebido,
lo que sea,
ves un gato en tu calle
y te paras, tambaleándote.

Te mira,
le devuelves la mirada a través de mil rejas,
das un pisotón para ahuyentarlo
pero no se mueve,
y piensas que aquí hay algo que falla,
las leyes animales se van a tomar el viento,

entonces te da por acercarte a él y
milagro,
se aleja un poco,
lo suficiente como para mirarte
antes de irse por patas y saltar una verja
para no volver.

Es el momento de rascarte la cabeza
y pensar
“Dios santo, qué bien me sentía
cuando el gato me miraba”.


Alberto Clavería

jueves, 3 de julio de 2008

"Condena", de Alberto Clavería

You ruined it now, I hope you can't sleep and you dream about it
And when you dream I hope you can't sleep and you SCREAM about it
I hope your conscience EATS AT YOU and you can't BREATHE without me
(Stan, Eminem)


Yo te condeno a deambular por el desierto

y a que en los oasis el agua se te escurra de los dedos.


Yo te condeno a que tu sangre sea un torrente

de vino caliente que quema el paladar.


Yo te condeno a quedarte sin dientes

y a buscar sin parar mis sonrisas.


Yo te condeno a mirar sin cesar a los lados,

temblando de miedo al no ver nada conocido.


Yo te condeno a trasnochar en cada una de las noches

en que intentes encontrar algo, en vano.


Yo te condeno a negar con la cabeza

y afirmar con el corazón.


Yo te condeno a intentar rimar frases

y a desesperarte al no conseguirlo.


Yo te condeno a escribir el mejor poema de tu vida

y a lanzarlo a la mañana siguiente porque era una mierda.


Yo te condeno a estrenar cada noche un nuevo vestido,

yo te condeno a ser yo.


Alberto Clavería.

lunes, 30 de junio de 2008

"El cuadro", de Alberto Clavería


Era un bar muy bonito,

en serio,

tenía un cuadro de Elvis, Bogart,

Marilyn y James Dean

jugando al billar.

Todo era perfecto.

hasta que recordé

por qué estaba ahí

y me puse a llorar como un crío.


Alberto Clavería

miércoles, 18 de junio de 2008

"Una vez cada mil años", de Alberto Clavería

Me dijo mi padre
“mira, hijo, de pequeño
un cura nos reunió
a todos los niños del colegio y
nos dijo que pensáramos en
un pájaro rozando con el ala
una bola de metal
una vez cada mil años,
cuando esa bola se hubiera desgastado
nuestro suplicio en el infierno
ni habría empezado.”

Luego, por la noche,
yo pensaba que lo que
ni habría empezado
con el último roce
del ala del pájaro
con la puta bola de metal
era el dolor de vísceras
que yo ocasionaría
a esos malditos cuervos.


Alberto Clavería

viernes, 13 de junio de 2008

"Insurrección", de El último de la fila



¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?
Nadie es mejor que nadie pero tu creíste vencer.
Si lloré ante tu puerta de nada sirvió.
Barras de bar, vertederos de amor...
Os enseñé mi trocito peor.
Retales de mi vida,
fotos a contraluz.

El último de la fila

"Betún", de David González



Ven, acércate,

no tengas miedo:


sólo quiero presentarte

el betún

en las manos

del muchacho

que limpia

que lustra

tus zapatos

tus botines

o tus botas:


el muchacho


el betún negro


sus manos:


¿ se las vas a estrechar

o no ?


David González

"Si me lanzo a la guerra", de Alberto Clavería



Ten en cuenta que
si me lanzo a la guerra
no me volverás a ver de la misma forma más.

Ten en cuenta que
mientras yo huela a trinchera
mis manos no querrán hacer otra cosa que cavar.

Y, sobretodo, piensa q
ue
cuando vuelva
es altamente probable que yo ya sea pedregal.



Pintura: "La Separación de la luz y las tinieblas", de Miguel Ángel
Texto: Alberto Clavería

martes, 10 de junio de 2008

"A veces lloro", de Tupac Shakur



A veces, cuando estoy solo
lloro,
por que me encuentro abandonado.
Las lágrimas que derramo son pequeñas y cálidas.
Ellas fluyen con la vida, mas no toman forma alguna.
Lloro por que mi corazón está lleno de espinas
y siento que es difícil poder soportarlo.
Si tuviera un oído para reconfortarme, lloraría entre mis preciados amigos
Pero acaso hay alguien que se detenga tanto para ayudar a otro a sobrellevarlo?
El mundo gira rápido y prefiere verte pasar
antes que detenerse y ver qué es lo que te hace llorar,
es doloroso y triste...
Y a veces,
lloro
y a nadie le importa el porqué...


Tupac Shakur

lunes, 9 de junio de 2008

"La otra mitad de la primavera", de Alberto Clavería

Qué quieres que te diga,
si me paso la mitad de la primavera rezando
para que me den la otra mitad.

Me conoces de sobra,
yo soy noches de intemperie,
rechazos disimulados de ironía,
gestos disfrazados del trajín del día a día.
Y aún así me animo a buscarte cuando todo es vacío
porque entre dos se aguanta mejor todo esto de la vida,
si se afilan las aristas de las palabras nos quedamos con el frío
que es sabernos huecos de noticias prometidas.

Pero te miro de lejos y todo es en vano,
ni la hierba mala muere ni el grifo deja de gotear,
porque aunque en tierra yerma deje caer la mano
el músculo piensa en otro lugar...
Otro lugar mejor.


Alberto Clavería

"Preciosa y el aire" (fragmento), de Federico García Lorca



Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene,
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.


Federico García Lorca

sábado, 7 de junio de 2008

"Viernes por la noche, 3:33", de Alberto Clavería



Yo prefiero ser pasto de
los animales carroñeros de la vera del camino
que montón polvoriento
en la mesilla de noche del más lejano castillo.
Y es así,
si lo niegas echas tierra
encima de tus propias ruinas.

Al fin y al cabo,
qué más dará quedar sepultado
si logras ver con tus propios ojos
-y reírte de-
la podredumbre que adorna hasta
las más altas
cumbres.


Pintura: Laia Cabanas.
Agonizante juntapalabras: Alberto Clavería.


viernes, 6 de junio de 2008

"Romance del desespero", de Alberto Clavería



Luz que me aguas la fiesta,
niega si puedes las salidas del desespero,
no creo que salga vivo, y a ciencia cierta
no sé nada más que eso.
Pues veo que en dura roca su semblante se tornó,
en terreno cenagoso sus miradas
y en bronco resuello su voz.
Sin contar las cicatrices, no me queda nada.

Uno se da cuenta antes de saberlo,
cuando los requiebros esconden las intenciones
y todo es arena, todo es un desierto
que reparte con malicia sus escorpiones.
Para cuando el cielo se deshaga, no sé dónde andará
ni si habrá islotes para que aterrice,
mejor será dejar de pensar
y repetirme a mí mismo que no es cierto que esté triste.


Alberto Clavería

miércoles, 4 de junio de 2008

"Dame suficiente cuerda para ahorcarme", de Alberto Clavería


No te pido que me hables,
que me quites la corona de espinos
o envainemos los sables,
ni tan siquiera que trates conmigo,
tampoco voy a contarte milongas
como que te esperaré en la otra vida,
una de venganza y bombas
donde cerrar las heridas.

Quizás decida enfrentarme al viento,
ese que todo nos derrumba,
y así ganarle terreno
a esas palabras que tanto te gustan.
Pero te vas alejando, te vas alejando,
con la cabeza girada de esquivar las flechas
mientras yo me siento a observarme las manos
porque la izquierda te acaricia y te acuchilla la derecha.

Bueno, quizás sería mejor despedirme ya,
ando cazando versos en el andén entre la gente vacía,
pensando que no quiero más labios que los tuyos sin pintar
ni contemplar más mares que los que veo a simple vista.
Ni contigo ni sin ti, ni refugio ni tormenta, ni vuelta ni ida,
puedes andar con la cabeza bien alta,
porque lo que no te dí en vida
acabará muriendo en un invierno sin mantas.


Alberto Clavería

"Ando", de Kutxi Romero



En sueños ando surcando espaldas,
todas en una la tuya son,
ondulándose como el trigo,
hasta en pedregosos caminos
cimbreando la cintura,
haciendo un sexuado destino,
un dibujo de la penumbra,
en él alambro el desatino
de quererte hasta la muerte
ó por lo menos hasta el alba,
y con mis malos despertares olvidarte
cuando quiera ó cuando pueda
mientras vadeo los ríos,
los de siempre,
los de nunca,
de tus sueños,
de los míos.


Kutxi Romero

viernes, 30 de mayo de 2008

"Miedo y asco en Las Vegas", de Hunter S. Thompson





-Hola, qué hay -dije-, me llamo... Bueno, Raoul Duke... sí, está en la lista, seguro. Comida gratis, sabiduría total, cobertura absoluta... ¡por qué no? Traigo conmigo a mi abogado, y, ya sé, claro, que su nombre no está en la lista, pero tenemos que ocupar esa suite, sí. Bueno, este hombre en realidad es mi chófer. Trajimos este Tiburón Rojo desde el Strip y es hora ya de que descansemos, ¿no? Sí. No tiene más que comprobar la lista y verá. No hay ningún problema. ¿Qué pasa? ¿No me oye?

(...)

Sucedían cosas terribles a nuestro alrededor. Justo a mi lado, un reptil inmenso mordisqueaba el cuello de una mujer, la alfombra era una esponja empapada de sangre... imposible caminar sobre ella. Uno no podía asentar los pies en aquello.
-Hay que pedir unos zapatos de golf -murmuré-. Si no, nunca saldremos vivos de aquí. Te has fijado que esos lagartos andan sin problemas sobre esa basura... eso es porque tienen garras en los pies.
-¿Lagartos? -dijo él-. Si crees que tenemos problemas ahora, espera un poco y verás lo que pasa en los ascensores.
Se quitó las gafas de sol brasileñas y me di cuenta de que había estado llorando.


Hunter S. Thompson,
Miedo y asco en Las Vegas


"Y si nieva óxido", de José Manuel Vara



Y si nieva óxido
Nos embriagaremos de demencia.

Y si nieva óxido
Te amaré en la sangre violenta de tus venas,
Allí donde los perros ladraban
Ternuras homicidas y besos de ruido
Para que no amaneciera…

Y si nieva óxido
Nos esconderemos entre la vieja chatarra
Del desguace de mi corazón…

Oxidado,
Oxidado,
Oxidado
Como esta amarga canción.


José Manuel Vara

"Nuestra curiosa posición", de Charles Bukowski




Saroyan en su lecho de muerte dijo:
-creía que no iba a morirme nunca...

sé a qué se refería:
me imagino por siempre
empujando un carrito por un
supermercado
en busca de cebollas, patatas
y pan
mientras observo a las señoras contrahechas y
ridículas pasar por
mi lado.
me imagino por siempre
conduciendo en la autopista
mirando a través de un parabrisas
sucio con
algo que no quiero escuchar
sintonizado en la radio.
me imagino por siempre
recostado en el
sillón de un dentista
con la boca
abierta cual cocodrilo
pensando en que
estoy en el
Quién es quién en América.
me imagino por siempre
en una habitación con una mujer
deprimida y desdichada.
me imagino por siempre
en la bañera
tirándome pedos bajo el agua
y mirando las burbujas
con orgullo.

pero muerto, no...
la sangre moteada por
los orificios nasales,
la cabeza partida sobre
la mesa,
los dedos aferrándose al
espacio oscuro...
imposible...

me imagino por siempre
sentado en el borde
de la cama
en calzoncillos con
cortauñas
partiendo
feos y enormes pedazos
de uña del pie
sonriente
mientras mi gato blanco
está sentado en la ventana
contemplando la
ciudad
mientras suena el teléfono...

entre las
angustias
que la puntúan,
la vida es una costumbre
de lo más dulce:
entiendo a qué
se refería
Saroyan:

me imagino por siempre
escaleras
abajo
abriendo la puerta
camino del
buzón
para encontrar toda esa
publicidad
en la que
tampoco
creo.


Charles Bukowski

"Dame fuego", de Alberto Clavería




Si la mayoría de las cosas se van por el sumidero
o a la mierda entre las patas,
yo me pregunto qué hacer para no verlo,
qué hacer para conservar lo que guardas.
Y sí, hay mujeres,
pero también hay gritos
discusiones cosas rotas e inertes
como relojes que se paran a y menos cinco...

Entonces ella viene y me pregunta
si vale la pena,
ya sabes, llenarse del barro del borde del camino,
llorar algo más de la cuenta,
sentirse culpable cuando no hay delito,
todo eso.

No sé, no creo, dame fuego,
es todo lo que te pido de momento,
pásame el mechero
(que es mío de todas formas)
y luego haz lo que quieras,
dime lo que sea,
que si ya no soy el mismo,
que si he cambiado,
que si me resbalan las palabras...

Pero sobretodo
déjame fumarme
el último cigarro
del paquete
en paz, copón.


Alberto Clavería
Imagen: London calling (The Clash)

domingo, 25 de mayo de 2008

"Algo mejor", de Alberto Clavería



Cuando los cielos vienen nublados
y fríos,
pienso
“Este es buen momento para mirar el suelo”,
entonces bajo la mirada
pero solo llego hasta las manos,

y las contemplo
pero solo soy capaz de ver
el barro que han tenido que apartar
a paladas...

Y bueno, ya me siento
algo
mejor.


Alberto Clavería
Fotografía de Rafa.

domingo, 18 de mayo de 2008

"Esto lo firma Bukowski y es la polla", de Alberto Clavería

No es tanto que
uno de nosotros sea un violador,
el otro un asesino
y el de más allá trafique con drogas.

Lo que importa
es que logremos salir de aquí
sin que nadie se entere.

Alberto Clavería


sábado, 17 de mayo de 2008

Un honor




Mi buen amigo Germán Sancho hizo ayer una sesión de fotos de la que espero poder disfrutar en breve. Por ahora solamente ha soltado la foto que encabeza esta entrada.

Invito a todos los que me leen a pasarse por su blog, fotolog y flickr.

Alberto Clavería

martes, 13 de mayo de 2008

"A todos vosotros / Para que el día de pasado mañana se me entienda" de Alberto Clavería

Hace cuatro horas que te fuiste,
y tu olor sigue pegado a mis dedos,
déjame fumarme un Alatriste,
permite que me escape sin que me atenacen los miedos.
Y pienso en dejar todo de lado,
que sois adultos, joder,
ya os apañaréis sin mí, que soy como un cigarro
que se fuma y se tira a la intemperie del llover.

Por eso os invito a todos vosotros
a bailar ahora que aún queda tiempo,
a codearse mientras haya codos,
que las mayúsculas aguantan mientras quede resentimiento.
Siempre habrá un sabor,
y eso quedará en la papila que es el recordar.
Matemos pues al cerdo de no dominar el timón
y que mañana se despierte quien dé en pensar.

Y todavía, todavía! Se puede cantar pensando en prohibir,
viajar lejos e intentarlo de nuevo,
marear el mapa, jugar al futbolín,
sentir que hay algo que marca el centro.
Esto lo digo por todos vosotros,
porque aceptar que vas descalzo es admirable,
y si te miran con otros ojos
siempre te quedarán las calles.

A ti, el de los ojos color miel,
canta y no llores,
porque el regusto de la hiel
se pasa mejor entre rimas y con flores.
A ti, el que corría y aún no llega,
que sepas que el final es una sucia mentira,
porque el camino ya es suficiente meta
y el podio está hecho de madera podrida.

A ti, el que juega con las luces,
que la melodía te cuide el alma, que para algo está,
y si la vida en general te cruje
piensa entonces en exprimir la soledad.
A ti, la que me sostiene,
no te digo nada más,
bueno, que la grava del asfalto me frene
un segundo antes para que te pueda memorizar.

A ti, que me enseñaste tantas cosas,
que se puede caminar tras un tropiezo,
que el legado no es un montón de rosas,
que no es buena idea escupir hacia el viento.
Y tú, que trajinas al comer,
me diste la oportunidad.
No sé si la aproveché,
cuando nos veamos ya me lo reprocharás.

A ti, que vaciabas los vasos de un trago,
que leías en mi cabeza,
que tocabas la vida como un piano,
que aguantabas todo sin aguantar la cerveza,
te deseo que todo te vaya bien,
y que los parásitos sean trabajadores
porque sino yo después me reencarnaré
y les soplaré los cerrojos y los goznes.

El caso es que pienso en cuando leáis estas chorradas,
en el momento en que ya haya muerto,
y os preguntéis si yo era un borracho de faldas
o un vidente que nació tuerto.
Ya os digo que os veré, sonriendo,
pensando en bajar y daros un buen capón,
porque ni entendisteis nada ni queriendo,
y no me haréis respeto negando al pájaro cantor.

Espero que me leáis.

Alberto Clavería.

martes, 6 de mayo de 2008

"Juguete de amor", de Extrechinato y tú



Anoche pasé frío y me desenamoré un poco.
Anoche pasé frío y fui poeta.
Anoche, mientras mi carne se helaba y mi alma en mi cuerpo se escondía,
vi como mi amor para ti era un juguete pasado ya de moda que ya nada valía.

(...)

¡Que importa que me engañes si luego me sonríes!
¡Qué importa ser poeta o ser basura!


Manolo Chinato

martes, 29 de abril de 2008

"Colores muertos", de Alberto Clavería

Hablas como si nunca hubieras vertido

en el río de la vida nada radioactivo

y los colores muertos te pillaran lejos

del centro del laberinto.

Pero alguien tiene que derramar,

ni que sea sin querer,

el vino encima de un solo mantel

para que los demás puedan brillar.

Me caben más golpes en las manos

de los que jamás podré dar,

mejor revolcarme en el barro,

mejor bajarme de los hombros para no mirar…

No mirar lo que de todas formas nunca miro.



Alberto Clavería

lunes, 28 de abril de 2008

"Desprovisto de esencias", de Rafael Saravia.

SEÑORES:

En las aceras encuentro

cada rasgo de lo humano que os queda.

Las colillas se estremecen

de vuestros vapores,

la saliva llama a cualquier otro pie

y el calor de vuestros despojos

no perturba ni un ápice mi asfalto.

Escuche:

Ningún borracho me ha sabido bien en la piel,

ninguna mujer ha sido enteramente mujer,

y todos han probado el envés de mi persona.

Los instantes más lejanos se divorcian

y cumple sentencia el olvido.

Sólo mi suelo está libre de andarse.



Rafael Saravia.

"La leyenda del tiempo", de Camarón de la Isla



Y si el sueño finge muros
En la llanura del tiempo
El tiempo le hace creer
Que nace en aquel momento



Camarón de la Isla

viernes, 25 de abril de 2008

"Caminando en círculos", de Quique Gonzalez



Puedes ser el rey, puedes ser un tipo de ley,
cuál es tu salto mortal?
Dónde iremos a parar...
Caminando en círculos,
como fieras afilando los colmillos?

Quique González

"Esquina rota", de Alberto Clavería

Me miró de arriba abajo

y me dijo “eres un esquina rota”,

yo le contesté “pero qué me estás contando”,

en la taza se enfriaba la última gota.

Creo recordar que se fue poco después.

Aquella noche no dormí muy bien,

sus palabras quemaban como carbón,

como si en lugar de cuatro fueran cien

se amontonaban bajo el edredón,

allí donde acaban los pies.

Por la mañana llamé y dije “Cómo puedes ser tan cruel,

he pasado una noche fatal, alma de espanto”,

hubo un silencio y contestó después

“pero qué me estás contando”.

Le estaba bien empleado.



Alberto Clavería

jueves, 24 de abril de 2008

Un poema de Alberto Clavería

Calzarme las botas de siete leguas.
Respirar ese aire que nunca me das.
Sentir que si soy luna tú me menguas,
si soy sol me nublo cuando te vas.
Y oír el ruido,
que no creo que pueda entender,
y restañar con mi voz el ladrillo huído
que amenaza con derumbar la pared.

En el fondo soy una persona sencilla,
pero es que me complico sin querer.
Solo quiero verlo todo sin cortinas
y musitar sentado que "no sé".
También me gusta bajar rodando por las escarpadas
pendientes.
O sentirme parte de una nada
indiferente.

Me gustaría ser como Dalí pintando,
o el Diego con el balón en la pantorrilla,
o Hendrix con la guitarra atronando
o Solveig con la fotografía.
Ya sabes, ir un poco más allá de lo visto,
captar al aire lo que nadie entiende,
suspenderlo un segundo para mí mismo
y mostrarle al mundo lo que se pierde.

Nunca has sentido ganas de llorar sin razón?
Eso es que quieres contar algo y no te atreves.
Por eso nunca lloro, por eso me deshago en cada canción.
Si solo dejaran de atenazarme estas paredes...
Con el paso de los años acabé dándome cuenta:
no hay tristeza sino alegría de menos,
tardé tanto en saberlo, tantas horas muertas,
que ya estoy escarmentado, o eso espero.


Alberto Clavería